jueves, 12 de junio de 2025

☀️ "Tres días. Dos noches. Ninguna prenda de más."

Relato erótico – Macarelleta en un resort swinger del Mediterráneo


🏝️ DÍA 1 – White Welcome Party

Júlia:

La carretera serpenteaba entre colinas secas y pinos mediterráneos, y aunque no estábamos junto al mar, el calor tenía sabor a sal. Desde el coche, aún con las gafas puestas, vi cómo el resort aparecía como un oasis entre el monte. Madera clara, vegetación tropical y cuerpos… muchos cuerpos. Algunos en tanga, otros desnudos sin pudor, bebiendo en la piscina como si llevasen allí una semana.

—Hemos llegado —le dije a Rubén, con una sonrisa traviesa.

Nos dieron nuestra pulsera todo-incluido y las llaves de nuestro apartamento. Piscina privada. Jacuzzi. Y una cama enorme con sábanas blancas que ya sabíamos no tardarían en arrugarse.

Entramos, dejamos caer las maletas y, antes de deshacer nada, nos fundimos en un beso que decía todo lo que habíamos venido a hacer. Rubén me agarró de la cintura, y me apretó contra él mientras sus dedos ya tanteaban por debajo del vestido suelto que llevaba.

Pero el reloj marcaba las cinco, y la White Welcome Party empezaba a las seis. Era momento de cambiar de piel.

Rubén:

Júlia se puso un conjunto blanco de gasa, abierto por los lados, sin ropa interior. Solo un tanga mínimo que apenas se notaba. El pecho libre bajo la tela. Provocadora. Natural. Mía, pero con ganas de que la desearan.

Yo opté por camisa blanca desabrochada, bañador claro, y actitud.
Porque eso es lo que se respira al llegar al resort: actitud. De juego. De piel. De mirada encendida.

La música sonaba junto a la piscina principal. House, chill, copas de cava. Cuerpos bronceados, besos furtivos, manos en lugares públicos. Y sin vergüenza.

Nos acercamos a la barra. Nos sirvieron mojitos. Y casi al instante, una pareja nos sonrió.

Ella, morena, mirada felina. Él, musculado, barba de dos días. Nos presentaron como Lara y Nico.

Júlia:

Nico no tardó en hacerme una pregunta directa:

—¿Primera vez en el resort?

—Sí, pero no en este mundo —le contesté, sin perderle los ojos.

Su mano rozó mi espalda mientras Rubén y Lara hablaban. El ambiente era tan relajado, tan cargado de deseo flotando en el aire, que cuando Lara me propuso meternos todos a la piscina privada del fondo, no lo dudamos.

Nos metimos los cuatro. Risas. Copas dentro del agua. Y miradas que se cruzaban como cuchillos. Pronto las manos comenzaron a explorar. Besos entre Rubén y Lara. Besos entre Nico y yo.

No había celos. Solo deseo compartido.

Rubén:

En un rincón más oscuro de la piscina, Júlia se sentó sobre Nico, mirándome. Le bajó el bañador. Él la besó con hambre. Yo, mientras tanto, tenía la boca llena de los pezones de Lara. El agua salpicaba. Las caderas se movían. Y los gemidos se mezclaban con la música de fondo.

Fue solo un aperitivo.

Porque poco después, nos fuimos a nuestro apartamento. Los cuatro. Y allí, sin agua de por medio, Júlia y Lara se besaron. Yo me senté en el borde del jacuzzi, viendo a nuestras chicas descubrirse, tocarse, probarse. Y después… todos juntos. Cuerpos entrelazados. Sexo sincero. Placer natural.

La noche acabó entre risas, jadeos y el deseo saciado... por ahora.


🥂 DÍA 2 – Brunch Party & Black Summer Lingerie Night

Júlia:

Despertar con la piel aún húmeda por el cloro y el sexo. El sol entraba por la cristalera. Rubén dormía a mi lado, boca abajo, con la marca de mis uñas aún en su espalda.

La Brunch Party empezaba a las 11. Nos duchamos juntos. Me puse un bikini tanga blanco, el mismo de ayer, y una camisa suya como vestido. Rubén, su bañador y una sonrisa que aún olía a mí.

La zona de la piscina estaba ya llena. Cócteles, frutas, música más suave. Y cuerpos… cuerpos por todas partes. Una pareja follando sin vergüenza bajo un árbol. Una chica masturbándose en una tumbona, con su pareja mirándola desde la piscina.

Y entonces la vimos.

Rubén:

Cadera marcada. Tatuaje en el costado. Pelo largo, gafas oscuras.
Y una sonrisa que paralizaba.
Sasha.

Llevaba un conjunto de red negra. De esos que no ocultan nada. Con unos pechos perfectos y una erección evidente que no intentaba esconder.

Nos cruzamos en el camino al bar. Ella nos miró. Nos sonrió.

—Bonita pareja —nos dijo, con acento extranjero y voz dulce, pero firme.

—Y tú, un escándalo —le respondió Júlia, sin tapujos.

Charlamos. Coqueteamos. Pero no pasó más... aún.

Júlia:

Esa noche era la Black Summer Lingerie Party. Me puse un vestido negro con transparencias que dejaba ver el conjunto de lencería debajo. Tanga de encaje, sujetador a juego, liguero. Rubén, elegante y sensual, con camisa negra y pantalón ajustado.

La cena fue deliciosa, pero no tanto como lo que vino después.

Sasha apareció con un body negro de látex y tacones de infarto. Se acercó a nosotros con una copa en la mano.

—¿Tenéis planes después de cenar? —preguntó, mordiéndose el labio.

Rubén:

Acabamos los tres en nuestro apartamento. Primero solo charlando. Pero la tensión era tan densa que se podía cortar con la lengua.

Júlia y Sasha se besaron primero. Lento. Profundo. Las manos fueron explorando. Yo observaba, excitado.

Sasha bajó el tirante del sujetador de Júlia. Besó su cuello. Se lo quitó. Lamió sus pezones. Y después se arrodilló entre sus piernas.

Mientras la lengua de Sasha jugaba con su clítoris, yo le acariciaba los pechos y la boca. Júlia gemía como si el mundo fuera a acabarse ahí mismo.

Después, los roles se mezclaron. Júlia se arrodilló para Sasha. La acarició. La besó. Le rodeó el miembro con la lengua y luego con el cuerpo entero. Fue un baile de placer, un juego sin normas, sin prejuicios.

Esa noche no hubo descanso. Solo orgasmos.


🌅 DÍA 3 – El Último Baile

Júlia:

El último día siempre tiene ese punto de nostalgia... y de locura. Nos despertamos tarde. Aún con los labios hinchados y el cuerpo tembloroso. Pero con ganas de más.

Nos despedimos de Sasha con un beso en la piscina. Ella se fue con una pareja nueva. Nos guiñó un ojo. Nos prometió encontrarnos en otra parte del mundo.

Nos quedaba una hora antes de hacer el check-out.

Rubén me empujó contra la pared del balcón. Me bajó el tanga. Me penetró desde atrás mientras el sol me quemaba la espalda y el deseo me ardía dentro.

Fue rápido, salvaje. La culminación perfecta. El broche final.


🌇 Epílogo: el nombre del deseo

Antes de salir, nos hicimos una foto frente al cartel de madera que presidía la entrada.
No lo habíamos mirado hasta ahora.

Troika Swinger Resort"

Miramos atrás. El murmullo de la música, los gritos de placer a lo lejos, la risa en la piscina… todo seguía. Como si el tiempo allí no existiera.

Nos fuimos sabiendo que volveríamos.

Porque tres días… no bastan cuando el deseo se sirve sin censura.


Macarelleta
Un relato que huele a mojito, a sudor, a cloro... y a placer compartido.

Asi es como soñamos,  fantaseamos, como imaginamos que podría ser el pasar ese fin de semana del 4-5-6 de Júlio en el Troika Swinger Resort". Te apetece saber mas? pues pulsa sobre el nombre y tendras mucha mas informacion!!!!!