jueves, 17 de abril de 2025

Probadores – Una fantasía entre perchas, miradas y deseo


No íbamos buscando nada. Solo dar una vuelta por La Maquinista, mirar escaparates, tomar algo. Pero algo cambió cuando entramos en aquella tienda. Fue su mirada la que me atrapó. Estaba de espaldas, probándose un vestido frente a un espejo del pasillo. Rubén me susurró algo al oído, no recuerdo qué... porque en ese instante, ella se giró. Y sonrió. No con la típica sonrisa educada. No. Fue una sonrisa que me desnudó sin pedirme permiso.

—Te queda increíble… —le dije, casi en un susurro.

Ella giró la cabeza con calma, como si esperara ese comentario. Su mirada bajó de mis ojos a mis labios y luego a Rubén, que se había detenido un paso atrás, observando en silencio. Él lo entendió todo sin palabras. Me encanta cuando lo hace.

—¿Queréis ayudarme a decidir? —preguntó ella, juguetona, sosteniendo otro vestido en la mano—. Me cuesta decidirme sola…

Nos miramos los tres por una décima de segundo. De esas que parecen minutos. Y entonces ella sonrió de nuevo.

—Los probadores están al fondo. Si me dais una opinión sincera…

Caminó delante de nosotros, sin esperar respuesta, con un vaivén de caderas que parecía coreografiado. Y allí fuimos, como dos imanes atraídos por el misterio. Como si el día, de repente, nos hubiese regalado una fantasía.


El pasillo de los probadores estaba casi vacío. Solo se oía la música suave de la tienda y algún perchero rechinando a lo lejos. Ella entró en uno de los cubículos grandes y dejó la cortina ligeramente abierta, como una invitación silenciosa. Nos miró por encima del hombro y, con una media sonrisa, dijo:

—Ponedme nota, ¿eh?

Se deslizó el vestido negro por los hombros con una lentitud casi cruel. Lo dejó caer hasta la cintura, revelando una espalda desnuda y una lencería de encaje rojo que contrastaba con su piel. Me mordí el labio sin darme cuenta. Rubén se colocó a mi lado, y su mano rozó la mía con complicidad. Sabía lo que estaba pensando. Porque yo también lo pensaba.

Ella se giró, aún con el vestido medio puesto. Sus ojos brillaban con esa mezcla perfecta de descaro y deseo contenido.

—¿Os gusta este... o queréis que pruebe el otro?

—Prueba el otro —dije yo, sintiendo el calor subirme por el cuello—. Pero si necesitas ayuda con la cremallera…

Ella soltó una risa corta, suave. Luego, sin dejar de mirarme, empezó a desabrochar el vestido por detrás. Uno a uno, los dedos fueron soltando la tela hasta que el vestido cayó al suelo. Se quedó en ropa interior, ahí mismo, como si nada. Como si fuera lo más natural del mundo tener a una pareja observando cada curva de su cuerpo con ojos llenos de deseo.

—Creo que necesitaré... una opinión muy sincera —susurró mientras cogía el otro vestido y se lo pasaba por la cabeza. Sus movimientos eran lentos, sensuales, sabiendo exactamente el efecto que provocaba.

Rubén me rodeó la cintura con el brazo, su boca se acercó a mi oído.

—Está jugando con fuego…

—Lo sé —respondí, sin apartar la vista de ella—. Y yo estoy deseando quemarme.


Ella se colocó el segundo vestido, uno más ceñido, con una abertura lateral que dejaba entrever la curva de su muslo. Pero no terminó de subírselo del todo. Se giró hacia mí, aún con los tirantes bajados, y me miró con descaro.

—¿Me ayudas? —me preguntó, dándome la espalda.

Entré en el probador sin pensarlo. La cortina quedó entreabierta. Rubén se quedó fuera, apoyado en la pared, sin perder detalle. Sabía que yo no iba a tardar.

Mis dedos tocaron su piel caliente, suave, mientras subía lentamente la cremallera. Pero me detuve antes de llegar arriba. Mi boca rozó su nuca sin querer. O quizá sí.

Ella se estremeció.

—No estás siendo muy objetiva —dijo en un suspiro.

—Ni tú muy inocente…

Me giró suavemente hacia ella. Sus labios rozaron los míos, apenas un segundo. Una provocación. Un anticipo.

—¿Y si no me decido por ninguno de los dos?

Mi mano bajó por su cintura hasta apoyarse en su cadera. Sentí su respiración acelerarse, su cuerpo responder al contacto. Nuestros labios se encontraron, esta vez sin disimulos. Fue un beso lento, húmedo, lleno de esa electricidad que recorre la columna vertebral.

Rubén entró en silencio. Ella lo miró por encima de mi hombro sin soltarme.

—¿Y tú? ¿También quieres darme tu opinión?

Él no contestó. Se acercó, la acarició por la cintura mientras nuestros cuerpos se fundían más. Su boca encontró su cuello, mientras yo volvía a besarla, esta vez con hambre. Su piel se erizaba bajo nuestras manos. El vestido acabó deslizándose de nuevo, sin resistencia. La lencería ya no cubría... ocultaba deseos que ahora pedían libertad.


El vestido cayó a sus pies como un suspiro rendido. Y ella, con ese cuerpo que parecía esculpido para el pecado, se dejó acariciar sin reservas. Rubén, detrás de ella, le desabrochó el sujetador con la calma de quien disfruta cada segundo. Yo lo recibí entre mis dedos, mientras sus pechos quedaban al descubierto ante mis ojos.

Tenía los pezones duros, hambrientos. Me incliné para besar uno, mientras mi mano acariciaba el otro con la yema de los dedos. Ella soltó un gemido apenas contenido, el tipo de sonido que provoca que todo el cuerpo se te encienda.

Rubén le acariciaba el vientre, descendiendo lentamente hasta rozar la cinturilla de su tanga rojo. Su otra mano recorría sus costados, su cuello, su cintura, como si dibujara con fuego. La vi cerrar los ojos, entregándose a nuestras caricias como si estuviera flotando.

Yo bajé lentamente, besando su vientre, oliendo el perfume de su piel mezclado con ese aroma inconfundible de excitación. Acaricié el interior de sus muslos, suaves, cálidos, hasta que noté cómo se abrían, invitándome. El tanga ya estaba húmedo. Lo aparté con delicadeza, y entonces lamí, suave, lento, solo una vez. Ella tembló.

Rubén le susurró algo al oído, mientras su mano se deslizaba entre sus piernas desde atrás, buscando ese punto donde placer y locura se encuentran. Ella jadeaba, con mi lengua en su clítoris y sus caderas moviéndose al ritmo de nuestros cuerpos.

Nos turnamos. Jugamos con ella como si fuera nuestro secreto mejor guardado. Mis dedos la acariciaban por dentro mientras Rubén la besaba, la mordía, la empujaba suavemente contra la pared del probador. Ella se sostenía apenas, rendida, gimiendo nuestros nombres sin orden ni control.

Cuando Rubén la penetró desde atrás, ella lanzó un gemido ahogado que rebotó entre las paredes del cubículo. La sujeté por delante, besando sus labios, su cuello, sus pechos, mientras él marcaba un ritmo lento pero firme, haciéndola vibrar entera. Sus uñas se clavaron en mi espalda.

—Seguid... —murmuró entre jadeos—. No paréis...

Y no lo hicimos.

Allí, entre telas colgadas y luces frías, creamos nuestro propio universo. Un momento fuera del tiempo. Donde el deseo lo llenaba todo.

Nunca imaginé que una tarde de compras acabara así.
Pero ahora, cada vez que paso frente a esa tienda, mi cuerpo recuerda.
Y sonrío.

lunes, 14 de abril de 2025

Fantasía con cómplice

Si, era Previernes, pero todo y eso, había sido un día de perros, primero la discusión matinal con el jefe, un pique con el típico compañero “tocapelotas”, encima había tenido que comer sólo, en casa de mis padres, porque. #J había quedado con “nosequien”, para “nosequé”, ya que era su día de fiesta, y yo, para colmo, me encuentro para comer un plato de acelgas hervidas. ALGO MÁS?!?!?! vaya que estaba deseando llegar a casa, darme una ducha y ponerme el pijama…

Por suerte ese momento llegaba. Abrí la puerta de casa, y nada más abrirla me encontré con #J que andaba ordenando el comedor…

-Hola cariño, acabo de limpiar el piso así que te vas directo a la ducha, no quiero que me lo llenes todo de polvo…

-Pero ni un “que tal?”, un “como ha ido el día?”… un beso??? bueno no importa… paso… me voy a la ducha…

Indignado, incluso mosqueado, me fui para la ducha, deseando que acabase el día de una vez, ya que tenía pinta de que hoy no tocaba sexo. Me tomé la ducha con calma, necesitaba relajarme, incluso estuve apunto de masturbarme, ya que no le veía mucho futuro sexual a ese día, pero la excitación brillaba por su ausencia, no tenía el animo ni para eso…

En cuanto acabé, me sequé, e hidraté, como de costumbre, me puse unos bóxer. Me dirigía hacia el vestidor para ponerme el pijama, cuando del mismo vestidor salió #J, en ropa interior, pero no unas bragas y una sostén cualquiera, sino un sexy conjunto color marfil brillante, con unas blondas negras, un sostén de balconét que acompañaba un espectacular tanga, todo complementado con unos ligueros y medias súper sensuales, y un taconazo de vértigo que estilizaba aún más si cabe su esbelta figura…Parecía que el día empezaba a mejorar, y a buen ritmo…Estaba ya apunto de meterle mano…

-Espera!! donde vas tan rápido!!! Vamos al comedor. – me dijo.

-Vamos vamos!!! jejeje…

Al llegar al comedor, estaba a oscuras con velas, incienso, el estuche de los “utillajes sexuales”, y una silla en medio del comedor… eso me chirriaba un poquito, pero pensé que estaba juguetona, y empezaba a excitarme la situación…

-Y esto?? –le pregunté señalando la silla– me vas a hacer un baile, un streaptease, o un show de esos o que??? jejeje…

-Siéntate y calla, lo pasarás bien, ya lo verás! –

-Vale vale… ya me siento! jejeje…

Me senté en la silla, y entonces me esposó las manos, dejándome menos libertad de la que acostumbrábamos a dejarnos…

-Me las has apretado un poco ¿no?

-Sí, no quiero que te desmadres hasta que no quiera… jajaja… – y encima se reía!!!

Algo tramaba, estaba casi seguro, la notaba nerviosa, inquieta, aunque también podía notar su excitación…. que sería lo que tramaba?? … si no era suficiente intriga la que sentía, me vendó los ojos…

#J estuvo un rato por el comedor, la escuchaba al andar por los tacones, hasta que puso música, algo de soul, quizás un pelin alta…

-Voy un momento a la cocina a buscar bebidas…

-Vale!! – le dije– aquí te espero! otra cosa no puedo… – algo me interrumpió-

Un dedo en mis labios, que hacia callar mis palabras… notaba una piel suave, me gustaba pero me desconcertaba, a J no le había dado tiempo a ir i venir, o si, atado con los ojos vendados, la realidad del tiempo y las distancias, cuando tampoco oyes bien, puede parecer distinto… además, no había escuchado los tacones… El dedo se empezó a moverse, eso hizo que dejase de darle vueltas a la cabeza. Empezó descender, no sin que antes le diese un suave lengüetazo. Bajó por mi barbilla, se deslizó por mi cuello, rodeando mi nuez, cuando llegó al pecho ese dedo se transformó en mano, acariciando mi pecho a la misma vez que caprichosamente rozaba su pulgar por mi excitado pezón…

-#J??? qué haces??- no lo preguntaba por lo que hacia, sino por el silencio al hacerlo…

Pero no me contesto. La mano seguía su descenso. Mi respiración ya se me entrecortaba pensando en el final del recorrido de esa mano… siguió acariciando mi vientre, haciendo una parada para hacer, de forma graciosa, un círculo sobre mi ombligo. Entonces deje de notar la mano, pero sólo fueron décimas de segundo que sentí un agarrón en el paquete, inspiré de la excitación que sentía y de nuevo dejé de notar la mano…

-Pero no pareeees!!! jejeje… sigueeee… – pero ella, en su línea… no respondía…

Entonces la mano volvía a tocarme, esta vez en la cara interna del muslo, el derecho concretamente, donde suavemente se posó… a continuación otra mano, esta vez en el muslo izquierdo. Cosa que hizo que, si ya de por si los hombres nos sentamos abiertos de piernas, yo aún lo acentuase mas. Mi erección se hacía más que evidente, formando una tienda de campaña con mis bóxer… de golpe un beso en la rodilla izquierda… unos segundos más tarde otro en la derecha, de nuevo en la izquierda, lo besos iban alternando la pierna en cada beso, incrementando la velocidad en su sucesión, y disminuyendo mínimamente la distancia con mi entrepierna. Mi excitación se magnificaba, de manera que notaba mi ropa interior mojada ya por mi lubricante natural. La velocidad de los besos era ya importante, y la distancia hasta su destino era mínima, estaba deseándolo… noté que me quería quitar los calzoncillos, cosa a la que contribuí levantando el culete como podía, entonces una mano me la agarro, y empecé a sentir sensuales golpecitos sobre mi glande, con lo que sin duda era una lengua, la notaba mojada, suave y delicada, tratándomela como a ese bombón que no quieres morder, sino que quieres desgastar a lengüetazos…. pero el ritmo cambió, de un extremo a otro, notaba como con cada succión se estiraba toda la piel de mi polla, el ritmo de su mano también era frenético, notaba su excitación en cada acción, ya que no las hacia como solía hacérmelas… de pronto un parón en mi dulce castigo… no se sí quería que parase o no, lo estaba pasando bien, pero me intrigaba todo lo que la velada pudiese depararme…

-Cariño, abre la boca y saca la lengua… – me dijo, por fin me decía algo, y no lo digo por que no

me gustase como estaba usando la boca.

Así hice, y note una sustancia en mi lengua… la degusté, NOCILLA, sin duda era nocilla…

-mmm… que rico!!!

-Otra vez…

Volví a obedecer, que podía hacer sino… Pero esta vez note un contacto en mi lengua, lamí, era un dedo, lo chupé limpiando la nocilla que lo cubría, y por supuesto, volví a abrir la boca…

-Ahora lame!

Saque la lengua y lamí hacía arriba, esta vez era un dulce cuello, manchado de nocilla, que limpié a base de lametones, y succiones incluso cuando ya no había restos de la dulce sustancia… note su piel suave y dulce acompañada de el olor de un nuevo perfume… Se apartó.

-Otra vez!!

Volví a abrir la boca, esta vez era un pecho el que me metía en la boca, con un buen pegote de nocilla donde supuestamente habría un pezón… empecé a lamerlo, chuparlo y succionarlo… lo estaba disfrutando, quitado poco a poco el dulce envoltorio del verdadero caramelo… ya lo notaba, duro, excitado, aún con restos de nocilla alrededor, que acabé de limpiar…

-Ahora el otro…- me dijo apartando el pecho, y tras darme unos segundos, para relamerme, me ofrecía el otro…

Así hice mas que gustosamente… deleitándome con cada lametón… ya lo tenía casi limpio que noté algo raro en el pezón… que es? me preguntaba por dentro… UN PIERCING!!! no me quite el pecho de la boca hasta que lo tuve bien limpio.

-Te has hecho un piercing en el pezón???? sabía que te apetecía… pero… no lo esperaba!

-Jajaja…. te ha gustado o no???

-Si claro!!! Me tienes más caliente… que… yo que se!!! muy caliente!!! – no me salían las palabras…

-Desátame ya!!! quiero tocarte!!! me da igual la venda de los ojos, si quieres la dejo, pero desatameeeeee!!!

-No, ya te he dicho que hasta que yo no quiera no te vas a desmadrar…. pero… quieres tocarme….? vale…

Noté la mano en el centro de mi pecho, que se fue deslizando hacia mi hombro derecho, estaba rodeándome, para pararse detrás mío, entonces eran sus dos manos las que me tocaban los hombros, muy cerca del cuello, deslizo las manos por mi espalda, sorteando el respaldo de la silla. Era evidente que se había agachado detrás mío, ofreciéndome su sexo para que lo tocase… Así hice, estiré la mano como pude y allí estaba, tras la ropa del tanga que estaba acariciando, la humedad en la ropa era evidente, acariciaba su rajita de arriba abajo por encima de la resbaladiza ropa del tanga… metí la mano por dentro y busqué de nuevo el chochete, hundí mi dedo dentro de la rajita, entraba sólo, estaba mojadisima, pero algo diferente encontré…

-OTRO PIERCING!!!! te has hecho el piercing en el clítoris!! que callado lo tenías cuando a sido? te duele??- todo esto mientras yo, le tenía dos dedos metidos, entrando y saliendo de su húmedo y dilatado coño, y con los dedos de la otra mano, totalmente retorcida, casi en un ejercicio de contorsionista, jugueteaba y me familiarizaba con el piercing…

Yo estaba muy excitado, pero mucho, quería desatarme, y verla, cogerla y comérmela entera, deleitarme con esos piercings, darles una buena bienvenida a nuestras vidas… notaba cada palpitación de mi corazón en la punta de mi polla, estaba en su máximo esplendor, bien tiesa, cuando de golpe… una boca se tragaba todo mi miembro…

Estaba completamente descolocado, no me esperaba para nada una segunda persona, porque habían dos no? esperaba que dos chicas, por supuesto. Ahora empezada a atar cabos sobre los “nuevos” piercing de #J… pero quería verlas…

-Quitadme la venda yaaaaa!!! se que sois dos!!! … como mínimo… jejeje… quiero veros!

-Pues aún no toca… jejeje…- me dijo una voz desconocida para mi… – y sigue moviendo los deditos que me gustaba como lo hacías!!

Así hice, seguí moviendo los deditos dentro de aquel más que mojado chochete… sus respiraciones, gemidos y algún que otro tirón del pelo, hacían notar que le gustaba lo que le hacía. Mientras tanto #J seguía lamiendo entre mis piernas. Pronto deje de notar la rajita que tenía en mis manos, para pasar a nota dos bocas entre mis piernas, besando mis muslos, acariciando, mi ingles, succionando mi placer… pero tras unos minutos paradisíacos en cuanto a sensaciones, deje de notarlas en mi, pero escuchaba sus besos, por los gemidos, sus manos no estaban quietas tampoco…

-Abre la boca!- me dijo #J.

Eso hice, y al instante note el olor a sexo de lo que indudablemente era una almejita bien húmeda… la lamí, de golpe una mano me agarraba la cabeza y me hacia presión contra ella, para que la lamiese más… no podía parar… estaba sentado, atado, con los ojos vendados, comiéndome una deliciosa almejita, mientras me deleitaban con una excelente mamada… no podía imaginarme la estampa… como podía estar comiéndomela, estando sentado… en cualquier caso lo estaba disfrutando…

-Le quitamos la venda ya pobrete?- dijo “la voz”-

-se la quitamos ya?– contesto #J

-SIIIII!!!! POR FAVOR!!! quitádmela yaaaa!!!- no es que no lo estuviese pasando bien, al contrario, me estaba encantando esa sensación de ser su prisionero sexual, pero necesitaba ver lo que sentía…

La mano que presionaba mi cabeza fue la misma que me quito la venda. En cuanto me la quitó, abrí los ojos, parpadeando rápidamente, me molestaba la luz, aunque era tenue, a medida que mis ojos empezaban a enfocar bien, lo primero que vi, fue el exquisito manjar que estaba degustando, al mirar hacia arriba, una preciosa chica morena, delgadita, de pechos deliciosos, decorados con dos piercing en forma de bolitas en los pezones y algún que otro tatuaje. Se agachó y me besó la boca, metiéndome la lengua tan adentro como pudo… digo que se tubo que agachar ya que se encontraba abierta de piernas delante mió, subida en unos taburetes… y #J agachada entre mis piernas… me dio tiempo a volver a deleitarme por unos segundos…

-Bueno! ya vale no???- dijo #J. -Ahora nos toca a nosotras…

-Eso, eso! Desatadme, que ahora os toca a vosotras… jejeje…

-No… ahora nos toca a NOSOTRAS…- Decía la morena, remarcando clarísimamente la palabra, NOSOTRAS, riendo, a la misma vez que bajaba de su altar, y se abrazaba con #J.

Se besaban, excitantemente… excitantemente para ellas, y excitantemente para mi… mientras se besaban, se desplazaban hacia el sofá, acariciándose los pechos… deslizando sus manos por el interior de sus tangas. La primera en caer al sofá fue #J, mientras nuestra invitada, aunque se sentía muy a gusto en el papel de anfitriona, encima de #J seguía desgastando a besos sus labios y lengua. En su descenso, lento, aunque firmé, recorría su cuello, erizando su piel, absorbía los pezones, más que erectos, haciendo que #J inspirase profundamente y presionase la cabeza de su amante contra su pecho. Pero no hizo detener el viaje descendiente, estando ahora besando su vientre a la vez que con sus manos acariciando y pellizcando los celosos pezones, hasta llegar a tener cara a cara a la cueva del deseo, para besarla y lamerla, #J gimió de placer sujetándole la cabeza, apartándole el pelo para que yo, con una excitación bien reflejada en mi cara, y en mi miembro, no pudiese, ni quisiese, soltar palabra. Disfrutaba de ese momento. Para mi, uno de los más bellos momentos que se viven, ver a dos chicas amarse… No por eso no tenía ganas de estar con ellas. Pero en el cambio de posición…

-#J, ayúdame a acercarlo un poquito… jejeje…

-O soltadme ya… no? jeje…

-No aún no! – contestaron casi al unísono– Queremos un ratito más para nosotras…-

Se acercaron a mi, y entre las dos, me arrastraron, y me acercaron al sofá, y volvieron a sentarse en el sofá, entrelazado sus piernas y haciendo que sus húmedos labios inferiores se besasen, empezaron a hacerlos frotar entre ellos, las respiraciones se acentuaban, y los gemidos, aunque tímidos empezaban a hacer sentir. Yo no podía estar quieto, intentando desatarme, cosa que sabía que no iba a poder hacer. Tenía una empalmada más que notoria, algo en lo que ellas, de vez en cuando, se fijaban, las excitaba verme ahí. Entonces, de forma… digamos solidaria… la chica estiro una de sus piernas, hasta llegar a mi polla, acariciándomela con el pie, a la vez que seguían jugando sus conejitos. #J le siguió el juego y juntas me masturbaban con los pies a la vez que se rozaban, en ocasiones perdían la concentración, porque se besaban, y acariciaban con una mano, ya que con la otra se aguantaban… aumentaron su ritmo a la vez que la intensidad y frecuencia de sus gemidos, mi miembro paso a desaparecer de su mundo en el momento que ambas se fundían en un orgasmo…

Se quedaron abrazadas, disfrutando de ese momento, y olvidándose de mi… Se separaron, y #J se levantó… ahora era ella la que quería beberse todos los jugos de su nueva amiga. La echó hacia atrás metió su cabeza entre las piernas, plantándole esos deliciosos #BesosConLenguaS que tantas veces le había prometido… Nuestra amiga lo estaba disfrutando al máximo, no dejaba de jadear y gemir, alternando las miradas hacia #J y hacia mi, acabó estirando la mano para masajear mi excitado miembro, y tras unos segundos masturbado me, se recolocó de manera que mientras #J se lo comía, ella me la comía a mi… otra de esas estampas que guarda celosamente mi memoria… tras el enésimo orgasmo de nuestra amiga, #J se levantó…

-Ufff… que calor… y que sed que tengo, tengo la boca seca, voy a buscar algo para beber, ahora vengo- dijo #J.

Se levantó y se fue hacia la cocina, la chica se quedó exhausta tumbada en el sofá… pero tras unos segundos empezó a acariciar su chochete… y por supuesto mirándome… volvió a estirararse para llegar de nuevo a mi, me la agarro y me volvió a masturbar, y mamármela, me la estaba dejando realmente babeada. Cuando la tuvo bien lubricada con sus propias babas, se levantó y se sentó encima mío, dejando mi polla entre sus piernas, sin metérsela… se movía haciendo rozar mi glande con su botoncito del placer, deseaba tener las manos libres para agarrarla por los pechos y magreárselos… pero no podía continuaba atado… entonces ella se levanto y fue a buscar un preservativo, abrió el envoltorio con los dientes, saco la goma y la puso sobre mi capullo, con la mano lo deslizo levemente, para acabar de ponerlo ayudándose con la poca. Se incorporó, volvió a besarme como lo había estado haciendo, se dio la vuelta y volvió a sentarse encima mío, metiéndosela dentro esta vez… desde dónde estaba podía ver como #J estaba preparando unos Gintonics, no sin perder detalle de lo que hacíamos. Parecía excitarle, ya que de vez en cuando, y cuando tenía una mano libre, aprovechaba para acariciarse, ya fuese los pechos, o su más que mojado sexo… #X seguía cabalgando sobre mi regazo, yo estaba excitadísimo y sentía que en cualquier momento podía correrme… Llegó #J con los Gin, y tras ofrecerme la pajita, para poder sorber un poco, y ofrecerle a #X, que rechazó, ya que seguía a lo suyo. Ella alcanzo de nuevo un orgasmo, y yo estaba apunto…

-Mmmm… estoy apunto de corrermeeee….

Rápidamente salió de encima mío, me sacó el condón, y se metió mi polla apunto de estallar en la boca, sumando la excitación de sus succiones a mi más que magnificada excitación. Mi placer estalló en su boca, cosa que hizo que intensificará su intensidad… y con ello mi placer… el ritmo se ralentizó, todo sin sacarla de la boca, y para cuando me la soltó, esta estaba reluciente, se había tragado todo, y la había dejado lista para volver a usar… Pero se levantó, volvió a besarme, después a #J y se sentó en una de las sillas del comedor…

-Ufff!!!! necesito un trago y un cigarro…- dijo mientras acababa de relamerse y cogía su copa…

Yo seguía sentado, y atado, y aunque acababa de correrme, seguía excitado, a pesar de que mi polla se estaba tomando un descanso… mis manos, mi boca, mi lengua, necesitaban libertad, necesitaban saciar su sed de sentir…

Mientras ellas hablaban sobre lo bien que lo estábamos pasando, yo había vuelto a desaparecer para ellas… Yo era un mueble más en esos momentos… Ambas apagaron los cigarros, y empezaron a besarse de nuevo, con los necesarios y pertinentes magreos, ver eso volvió a despertar de su breve letargo a mi miembro, que pronto empezó a levantar la cabeza… ambas se abalanzaron sobre ella, besándola y lamiéndola hasta que volvió a recuperar su tamaño máximo, entonces fue #J la que se montó encima mío, de cara, cabalgándome, mientras #X me lamía el cuello y pellizcaba los pezones… llevaba tanto tiempo atado, que ya no hacia ni intento por mover los brazos, los tenía incluso dormidos del rato que llevaba así… Cerré los ojos, echando la cabeza hacia atrás, disfrutando… gozando… cuando por sorpresa… me desataron… mis brazos tardaron unos minutos en estar operativos, pero poco a poco empezaban a despertar de su letargo…

Después de haberos explicado lo que me hicieron, lo que sentí, creo que es fácil imaginar lo que hicimos estando los tres desatados… ;)🔥

jueves, 1 de diciembre de 2016

Con mi @lelo y mis @Vanessaheels_ me vuelvo lela

Había sido un día de perros... tan sólo deseaba llegar a casa, quitarme estos tejanos tan ceñidos y relajarme... relajarme a base de bien.Tanto paseo repartiendo currículum me había dejado un poco tocada en lo anímico y necesitaba una buena carga de autoestima.
Llegue a casa, corrí el pasillo de casa desnudándome, sabia muy bien donde iba, sabía muy bien lo que necesitaba y quería.

El pasillo de casa parecía un vestidor improvisado... las deportivas por aquí, la blusa por allá y el sujetador más allá...

Eché mano del cajón del placer, cogí esa bolsita negra brillante de tacto sedoso.

Entré al vestidor me calcé los VanessaHeels los negros con las solapas blancas.. y me fuí delante del espejo. Me encanta como me estilizan..  como me levantan el culo, lo largas que me veo las piernas. 
Mientras me miro voy metiendo la mano en la bolsa negra... esa sedosa que os comentaba...  y saco mi @lelo... menudo juguetito, es mi preferido...
Le di al interruptor de encendido, puse la vibración más lenta y empecé a frotármelo por encima del tanga, recorriendo mi rajita, notando esas tenues pero deliciosas vibraciones. A la vez que me miraba al espejo y veía como se me ponían duros los pezones. Mi entrepierna empezaba a humedecerse, lo notaba... las palpitaciones de excitación de mi coño me pedían que le diese una marcha más al lelo y así hice. Y no sólo eso, sino que también cambie el ritmo, me encanta ir increccendo y ese es el ritmo que escogí, el que va aumentando aumentando aumentando... y luego vuelve a empezar...

Los espasmos de placer del orgasmo que estaba apunto de llegar empezaban a provocarme flaqueos en las piernas. Así me llegó el primero, de pie con temblores en las piernas apollada de una mano delante del espejo, entre jadeos. Era el momento de continuar tumbada.

El sofá me quedaba más cerca que la cama. Fui i me dejé caer, boca arriba y con las piernas abiertas.... necesitaba más i más. Puse la marcha más rápida del lelo y el ritmo constante... seguía rozándome por encima del tanga, empapado ya, pellizcándome los pezones duros como piedras. Entremedio de pellizcos y es tirones llegó el segundo...
Pero quería más aún, necesitaba un orgasmo por cada uno de los rechazos laborales que había tenido ese día. Llevaba un par pero aun me quedaban algunos por compensarme.

Me puse a cuatro patas en el sofá, mi postura preferida para ser follada. Continúe con las fregas, el lelo estaba completamente mojado y mi coño necesitaba ser penetrado, que mas necesitaba? Aparté el tanga con la misma mano del juguetito y lo empecé a meter suavemente. La verdad es que entraba solo, casi succionado por mis ganas, me resistía a meterlo de golpe, aunque me moría de vicio, pero me encanta notar esas vibraciones dentro de mi, por eso fue un paso muy lento, pero  una vez ya dentro no había vuelta atrás, movimientos continuos de dentro a fuera con decisión pero un ritmo suave. A la vez que los jadeos se volvían gemido iba aumentando el ritmo de mi mano. El tercero ya estaba ahí. Pero aún no tenía suficiente, mi coño seguía chorreando, necesitaba que me follasen, pero allí solo tenia mi lelo... o no... alguien estaba llegando a casa... 

Así era, mi marido llegaba en el momento justo en el que lo necesitaba. No hicieron falta palabras, me vio y ya sabía lo que tenía que hacer.

 Se acercaba con decisión, desabrochándose los pantalones y desanudándose de cintura para abajo, a la vez que me despojaba de mi empapado tanga.

 Se puso cachondo nada mas ver el panorama. Yo a cuatro patas desnuda, jugando con mi lelo y montada en los VanessaHeels al bajar los boxer ya tenía la polla bien dura. Y y yo mas mojada que en toda la tarde, volví a ponerme a cuatro patas y...

... y aquí tampoco ya tampoco hacen falta más palabras...


FIN




sábado, 10 de septiembre de 2016

Relato enviado por @parejalokitos2

Este relato nos lo envían los queridos amigos twiteros @parejalokitos2... disfrutadlo! 


Aquella tarde Lokita vino a buscarme al salir del trabajo. Traía puesto un precioso vestido negro de algodón, ajustado como un guante, y sandalias de cuña con tiras hasta la rodilla.
El vestido se ceñía a su cuerpo como una segunda piel, dejando adivinar que la ropa interior o estaba en su bolso o simplemente no estaba. Sus pezones se pusieron duros cuando vio mi sonrisa al contemplarla haciendo que la gente se diese la vuelta para mirarla mientras se alzaba sobre la punta de sus pies para besarme. Parecía una diosa.

Me miró con cara de pícara y me pidió que fuésemos al parking donde había aparcado el coche.
Conozco a Lokita, y la sola idea de que hubiese tramado algo para mi, hizo que bajo mi pantalón comenzase a fluir y a palpitar con fuerza la sangre que irriga las venas de mi miembro.


Había aparcado el coche en la última planta del sótano. Un lugar lúgubre y oscuro donde apenas dormitaban media docena de vehículos. No había más luz que la que entraba por los sucios ventanucos que daban a un patio interior sin vida.
Al llegar allí, mientras sus manos apretaban con deseo mi entrepierna, me dijo solo tres palabras: “Estoy muy caliente”
Sin pararse a comprobar si había alguien allí, algo bastante improbable, levantó despacio su vestido, que se deslizó con un sensual sonido hasta dejar a la vista sus caderas perfectas y su sexo recién rasurado. Mi miembro se convirtió en piedra y sin más prolegómenos, Lokita se agachó sobre las cuñas de sus sandalias en una postura sexy y provocadora a la vez que obscena..
Bajó despacio la cremallera de mi pantalón, relamiéndose mientras clavaba en mis ojos su ardiente mirada de miel y almendra. Metió con cuidado una mano y sacó mi verga y mis huevos sin molestarse en desabrochar el botón ni el cinturón. Le encanta verla así, asomando erecta sin quitarme la ropa. A su disposición.



Comenzó a mover su mano arriba y abajo muy despacio, recreándose, mirándola y acercándola a su cara. Gemíaexcitada cuando la tomó con su boca húmeda, caliente y suave como la seda.
Lamía con su lengua, sorbía mi glande empapado en saliva y tragaba hasta el fondo aumentando el ritmo de su mano y sus gemidos con mi verga erecta palpitando para ella.
Su excitación iba en aumento. Aquel lugar, la posibilidad de que nos sorprendieran en aquella situación, su sexo desnudo y expuesto tan cerca del suelo, que entre sus pies comenzaba a aparecer gotas de su propia humedad…mmmm estaba empapada y eso era algo que me ponía a cien.
Cuanto más se excitaba, más saliva empapaba su insaciable boca, y pronto comenzó a escurrir por su mano y mis huevos mientras escuchaba el sonido de su bocatragando y tragando…
Entonces vi un movimiento en un coche cercano aparcado en un rincón oscuro de aquél sucio garaje. En el interior había un hombre joven que, verga en mano, no perdía detalle de aquella mujer con el vestido por la cintura y sin braguitas que estaba poniéndose morada de verga a solo unos metros de su ventanilla.
Miré alrededor y comprobé que no había cámaras.
Y entonces tuve una idea perversa.
“Sigue chupando, no pares, hay un muchachote viendo lo cochinita que es mi chica”
Ella obedeció. No miró, pero la intensidad de las embestidas de su boca y sus gemidos ensordecidos por mi polla aumentaron notablemente indicándome que le encantaba lo que acababa de decirle.
Ante la mirada atónita del muchacho, la agarre del pelo, suave pero firme, y la obligué a ponerse en pié.
Le dí la vuelta y hundí mi mano entre sus nalgas con firmeza tirando hacia atrás obligándola a arquearse con el culo doblegado a mis bruscas caricias. Estaba empapada, completamente empapada. Más que nunca.
“Ahí lo tienes, pajeándose a tu cuenta”
“Mmmmmssssiiihhhh” gimió como una perra en celo moviendo su culito en mi mano que cada vez estaba más mojada con su flujo hirviente.



Y entonces me decidí.
La acerqué cogida del pelo hasta la ventanilla del coche del muchachote, que nos miró con cara de susto mientras su mano sujetaba una verga de considerables proporciones con las venas a punto de explotar.
“Si bajas la ventanilla le dejo que te eche una mano.”
Le dije sonriendo con malicia sin dejar de meterle mano a Lokita que apoyó sus manos confirmando mi oferta en la puerta de aquel coche.
El muchacho accedió en silencio y bajó la ventanilla. De un tirón bajé la parte superior del vestido de Lokita dejando al descubierto sus turgentes pechos de manzana con los pezones apretados y erectos como para cortar cristal.
Ella metió la cabeza y medio cuerpo dentro, estaba excitada como nunca la había visto y su mano se hizo con urgencia con aquella enorme verga que apenas podía abarcar con sus dedos.
Mientras movía su mano arriba y abajo lentamente, besaba al muchacho con tanta ansia que podía escuchar el sonido se su lengua encharcada de saliva en la boca de aquel afortunado chaval.
Seguí acariciando su sexo desde atrás y hundí tres de mis dedos en él. Ella culeaba poseída por la lujuria.
“Se que estás deseando meterte ese pollón en la boca, hazlo” le dije empalmado como un caballo ante una yegua en celo. No había acabado la frase y ella ya tenía aquella enorme verga en la boca. Gemía, chupaba, lamía y tragaba mientras al chaval se le ponían los ojos en blanco. Lokita sabe lo que hace con la boca, vaya si lo sabe. Mientras él toqueteaba torpemente las tetas de mi chica, decidí penetrarla allí mismo.
Clavé mi verga de un solo empujón y ella arqueó la espalda con una expiración lujuriosa. Un hilo de baba unía su caliente boca a la verga del muchacho. Con mi segunda embestida, volvió a meterla en su boca y tragó a fondo. Quería clavarse bien dentro aquellas dos pollas que la estaban llevando al extasis.
Bombeé con fuerza. Ella no podía dejar de comerse aquella polla y la situación era tan excitante para ambos, que se corrió sin soltar la verga que follaba su boca. Depués me corrí yo en su coño empapado. Estaba tan excitado que mi verga seguía como una piedra,bombeando mientras el semen comenzaba a escurrir por el interior de sus muslos de hembra.
Entonces explotó el chaval. En la boca de mi chica.
Ella seguía gimiendo y moviendo su mano arriba y abajo, acompañándolo en su orgasmo mientras tragaba la abundante juvenil descarga de semen sin sacarla de su boca ni un instante.


Y siguió comiendo hasta dejarla impecablemente limpia. Su mano parecía negarse a soltar aquel miembro que la desafiaba a seguir allí pegada. Le dio un morreo al muchacho poniéndolo perdido del semen que no había sido capaz de contener. Tiré de nuevo de su pelo y la arranqué de la ventanilla del coche de nuestro “amiguito”
“Has tenido bastante, mi amor?” le dije limpiando la comisura de sus labios con mi pañuelo.
“Si. De momento”
Nos subimos a nuestro coche y nos fuimos a casa.
Esa noche follamos como posesos. Sexo salvaje. Sexo cómplice. Sexo de Lokos el uno por el otroSexo de te como entera. Sexo de me vuelves Lokito.
FIN

lunes, 16 de mayo de 2016

Primer asalto por @OpaloBlau


Conducía hacia su casa algo nerviosa, por no decir histérica. Por algo iba a ser mi primer trio, y encima con una pareja tan morbosa y excitante como ellos. Podía notar el roce del liguero bajo mi vestido y eso me excitaba mucho.

All llegar a mi destino me puse los taconazos y me dirigí con paso firme hacia su casa. Al contestar una voz femenina al timbre un escalofrío de excitación recorrió mi espina dorsal y no pude evitar mojar el tanga. Tras la puerta me encontré a una pareja sonriente, cosa que me dio confianza y yo también sonreí.

Entré y tras presentarnos decidimos tomar algo en el sofá. Yo no soy de beber, pero decidí que un poco de vino no me haría daño. Así, entre vino y palabras traviesas, cada vez cogía mas confianza, y, para que mentirme, los pezones me dolían de lo cachonda que me estaba poniendo. Poco a poco nos acercamos mas hasta que mis piernas y las de ella se rozaron, haciendo que gimiera sin querer, a lo que ella reaccionó con una media sonrisa y de pronto me besó. Fue un beso cálido, húmedo, travieso, mientras acariciaba mi pelo. De pronto noté dos manos deslizándose por mi cintura. Pude deducir que eran las de él.

Para aquel entonces me di cuenta que de verdad íbamos a jugar. Sus manos descendieron hacia mis caderas mientras ella mordía suave mi labio y jugaba con mis pechos. Terminado el beso abrí los ojos y pude ver a ella situada delantee de mí a punto de agacharse para lamer mis duros pezones, y a él lo podía notar detrás mío, bajando sus manos hacia mi entrepierna y llevándome con fuerza hacia atrás, notando su polla semi erecta. En esos momentos yo solo podía gemir con los ojos entrecerrados, y más cuando él me susurró al oído lo mojada que estaba mientras colaba sus dedos en mi tanga.

Me estaba volviendo loca de placer y alargué mis manos al precioso culo de ella un poco tímida, mientras miraba como succionaba juguetona mis pezones. De pronto noté como me inclinaban sobre el sofá y, con una mirada cómplice entre ellos, empezaron a lamer y succionar cada rincón de mi cuerpo. Yo solo podía jadear con los ojos cerrados por el placer y tocar con mis temblorosas manos la piel que encontraba a mi paso. Notaba como poco a poco me quitaban el sujetador y el tanga, dejándome tan solo con las medias y los tacones. Cuatro manos recorrían mi cuerpo, podía sentir dos lenguas jugando sobre mi piel y yo me moría de placer.

Algo acarició mis ojos cerrados, parecía una suave venda. Unos brazos fuertes me levantaron y me llevaron hacia lo que parecía una cama. Pude notar como unas manos femeninas ataban mis manos al cabecero de la cama. No pude evitar gemir muy fuerte y separar mis piernas, dejando expuesto mi húmedo sexo.

Dos lenguas se deslizaban sobre mi hinchada y ardiente entrepierna mientras respiraba entrecortado. Noté unos delicados dedos, los de ella, jugando con mi clítoris, preparándome, y como un dedo se introducía en mi interior con facilidad, seguido de un segundo dígito. En ese momento solo podía agarrarme fuerte del cabecero mientras jadeaba.


Un suspiro de decepción se escapó de mis labios al notar como se alejaban esos complacientes dedos.
Mi decepción duró poco, pues enseguida los dedos fueron reemplazados por una dura y ardiente polla que entraba en mi poco a poco mientras unos labios deliciosos jugaban con mi pecho. Jadeé al notar como levantaban mis caderas y me penetraba hasta el fondo.Podía notar las manos de ella sobre mi pecho, deborándome, mientras él se movía lentamente dentro de mí. En esos momentos solo se oían mis jadeos y el chocar de nuestros cuerpos. Ella bajó una mano hacia mi clítoris lo que me hizo enloquecer tirando fuerte del cabecero. Podía oír como se besaban entre ellos mientras él me penetraba cada vez más fuerte.


Fue demasiado para mí, y acabé corriéndome con un grito de placer. Noté como se aflojaba la venda y caía de mis ojos. Entonces los miré sonrojada y pude ver en sus caras una promesa de que este juego solo acababa de empezar. Ella me miró juguetona mientras le quitaba el condón y empezaba a lamer su polla. Yo me incorporé, acercándome lentamente a ellos, y miré excitada la escena.
Al darse cuenta ella me atrajo por la nuca hasta que nuestras lenguas se unieron a su pene, traviesas y húmedas.


Gemí al notar esa sensación tan maravillosa y agarré el pecho derecho de ella jugando con su pezón.
Nuestras lenguas lamían y succionaban con ansias y de vez en cuando nuestras femeninas bocas se unían.

Ella, al notar como su marido se iba a correr, me guiñó un ojo y se trago su polla.
Yo decidí jugar con sus testículos hasta que vi su cara de placer mientras se corría.

Muy excitada la miré a ella y con una mirada traviesa nos pusimos a jugar entre nosotras mientras él se recuperaba.

Ella decidió bajar besando mi abdomen hasta ponerme a cuatro y lamer mi húmedo sexo.
Yo gemía aferrada a ella, entonces noté un movimiento y vi como él se ponía tras ella y la penetraba de una sola estocada. Ella soltó un gemido que resonó en mi entrepierna mientras yo me mojaba mas ante tal escena. Él introduzco dos dedos en mi, moviéndolos al ritmo de las estocadas mientras ella seguia jugando con mi clítoris.


Demasiados gemidos, calor, lujuria....no se cuanto duramos así, ni quien se corrió antes, pero al final acabamos los tres jadeando tumbados sobre la cama.




Relato y fotos de la maravillosa,
encantadora, guapisima, y morbosa
@OpaloBlau. #BesosConLenguas